Entre relámpagos y escombros: el nacimiento de los Thunder
La temporada 2007-08 marcó un punto de inflexión en la historia de la NBA. Fue el último año de los Seattle Supersonics antes de convertirse en los Oklahoma City Thunder.
La disputa por el traslado a Oklahoma City
El futuro de los Supersonics en Seattle había sido incierto durante años. En 2006, Howard Schultz, entonces propietario del equipo y CEO de Starbucks, vendía la franquicia a un grupo inversor liderado por Clay Bennett. Aunque inicialmente Bennett afirma que intentaría mantener el equipo en Seattle, su principal exigencia para la permanencia era la construcción de un nuevo estadio con ayuda de fondos públicos.
El Key Arena, donde jugaban los Sonics, era uno de los estadios más pequeños, obsoletos y menos rentables de la NBA. La liga había sugerido en varias ocasiones que la ciudad necesitaba un estadio más moderno para mantener la franquicia competitiva a nivel económico. Sin embargo, los intentos de obtener financiamiento público para un nuevo estadio no prosperaron:
1. Howard Schultz no lograría un acuerdo para una nueva arena antes de vender el equipo.
2. La ciudad de Seattle rechazó propuestas para financiar un nuevo pabellón con dinero público.
3. Clay Bennett presentó una propuesta de 500 millones de dólares para construir una arena en la ciudad de Renton, pero esta fue rechazada en 2007 por el estado de Washington.
Ante la falta de avances, Bennett anuncia en noviembre de 2007 su intención de trasladar el equipo a su ciudad natal, Oklahoma City, y donde la ciudad ya había gestionado con éxito la estancia temporal de los New Orleans Hornets tras el huracán Katrina. La ciudad de Seattle respondía con una demanda para hacer cumplir el contrato de arrendamiento del Key Arena, que obligaba a la franquicia a jugar en Seattle hasta 2010. Las suspicacias hacía Bennett por parte de la ciudad y su base de fans eran evidentes. No creían en el compromiso del propietario de buscar una salida para mantener la histórica franquicia en la ciudad de Seattle.
La batalla legal se prolongaría hasta julio de 2008, cuando ambas partes alcanzaron un acuerdo extrajudicial. Bennett pagaría 45 millones de dólares a la ciudad de Seattle, con una claúsula que incluía otros 30 millones adicionales si Seattle no conseguía un equipo de la NBA en los siguientes cinco años. A cambio, se le permitiría trasladar la franquicia a Oklahoma City.
Como parte del acuerdo, la historia y registros de los SuperSonics quedaron en Seattle, lo que permitiría que un futuro equipo en la ciudad heredara la identidad de la franquicia original.
Un ojeador con olfato y una joven promesa mundial
Pero volvamos un año atrás en el tiempo.
Después de una temporada 2006-07 con 31 victorias y 51 derrotas, la directiva de los Supersonics decidían iniciar un proceso de reconstrucción. En junio de 2007, Clay Bennett, contrató a Sam Presti como nuevo general manager, un joven cazatalentos con experiencia previa en los San Antonio Spurs. Los comienzos de Presti en la NBA comenzaron en el año 2000, como coordinador de vídeo del equipo tejano. Desde ahí, gracias a su gran desempeño, comenzó un ascenso profesional sin freno. En 2002, fue nombrado asistente del director de scouting, y en 2003, director de personal de jugadores. Para 2005, ocupaba el puesto de vicepresidente y asistente del gerente general. Durante este periodo, Presti fue parte integral de la organización que ganaría los campeonatos de la NBA en 2003, 2005 y 2007. Uno de los logros más destacados de Presti fue su recomendación para seleccionar al base francés Tony Parker en el puesto 28 del Draft de la NBA de 2001. Parker se convertiría en una pieza clave para los Spurs, contribuyendo a la obtención de cuatro campeonatos y siendo nombrado MVP de las Finales en 2007.
Con tan solo 29 años y tres semanas antes del draft de 2007, Presti cogía los mandos de una plantilla que necesitaba un cambio tras una nefasta temporada. La franquicia disponía del pick número dos, en principio una gran oportunidad para empezar con buen pie como general manager pero también una buena dosis de responsabilidad. Ese draft en particular orbitaba alrededor de dos grandes nombres: Greg Oden y Kevin Durant. Oden se presentaba como un pívot generacional, con un molde similar al de Dwight Howard y una temporada dominante en la universidad de Ohio St. Por otra parte, Kevin Durant se presentaba como un alero atípico, alto, muy largo, delgado, coordinado y con una pasmosa facilidad para anotar. La bola estaba en el tejado de los Portland Trail Blazers, con el pick número uno. Por lo tanto, la primera decisión de Presti se antojaba sencilla y por descarte. Encandilados por el físico y poder defensivo del pívot, los Blazers optaron por Greg Oden. Si bien fue una decisión deportiva que en su momento tenía todo el sentido, la plaga de lesiones que sufrió el jugador durante su breve carrera, siempre será recordado por los aficionados como uno de los números uno más dolorosos de la historia. En cambio, Presti y Kevin Durant unieron sus caminos desde entonces, en el que el ejecutivo le iba a dar los galones desde el primer momento para que fuese la inequívoca cara de la franquicia.
En ese mismo draft, Presti seleccionó en el pick 31 a Carl Landry y en el pick 35 a Glen Davis. Como veremos más adelante, ninguno llegó a ponerse la elástica de los Sonics.
Dos planes opuestos se cruzan en el camino
Al otro lado del charco, Danny Ainge, general manager de los Boston Celtics lidiaba con una situación complicada con un equipo que en las dos últimas temporadas sólo había conseguido 33 y 24 victorias respectivamente. Con una estrella en su prime como Paul Pierce, el ejecutivo mormón buscaba otra estrella que pudiese acompañar a Pierce y cambiar el rumbo del equipo. Y aquí entraba Sam Presti y su plan de reconstrucción. En aquello Sonics militaba Ray Allen, el entonces mejor triplista de la NBA. Su edad más avanzada ya no encajaba para un nuevo comienzo deportivo por lo que el nuevo general manager de los Sonics decidió hacer este cambio con los Boston Celtics:
Ray Allen y Glen Davis fueron enviados a Boston Celtics a cambio de Jeff Green (pick 5), Wally Szczerbiak, Delonte West y una selección de segunda ronda de 2008.
Presti siguió con la limpieza del roster más adelante, traspasando a la segunda espada del equipo, Rashard Lewis, en un Sign and Trade con Orlando Magic a cambio de una segunda ronda y una excepción salarial. Este traspaso aparentemente rutinario, generaría una cadena de valor incalculable que aún perdura en 2025 en los actuales Thunder, como ya veremos en artículos posteriores. Carl Landry también sería movido a Houston a cambio de una segunda ronda.
Para Danny Ainge el traspaso resultó un éxito, ya que con el reclamo de Pierce y Allen, días más tarde adquirió a la estrella de los Minnesota Wolves, Kevin Garnett, en un traspaso donde la mayoría de los jugadores jóvenes de Boston hicieron las maletas rumbo a Minneapolis. Ese mismo año, el Big Three formado por Ainge ganaría el campeonato de la NBA de 2008.
Una triste despedida para Seattle
Con un plantel renovado y P.J. Carlesimo como nuevo entrenador, los SuperSonics enfrentaron una temporada complicada. Kevin Durant, con solo 19 años, mostró destellos de grandeza y terminaría la campaña con 20.3 puntos por partido, lo que le valdría el premio a Novato del Año. Sin embargo, el equipo carecía de profundidad y talento en la clase media, lo que se reflejó en su rendimiento. No se puede decir que en parte, es lo que buscaba Presti. Rookies inexpertos liderando el equipo, aprendiendo de jugadores veteranos con poco gas a nivel deportivo pero con conocimiento y oficio necesario para transmitírselo a los más jóvenes y crear una cultura de base. El famoso “The Process” que acuñó los Philadelphia 76ers años más tarde con el polémico Sam Hinkie como cerebro y que honestamente no se alejaba mucho de lo ideado por Presti en estos Sonics de 2007. De hecho, Hinkie lo replicó bastante peor pero es un tema que no profundizaré aquí.
El equipo terminaría con un balance de 20 victorias y 62 derrotas, el peor en la historia de la franquicia hasta ese momento. Durante el mes de enero, encadenaron 14 derrotas consecutivas, consolidándose en la última posición de la Conferencia Oeste.
Pese a las dificultades, algunos jugadores mostraron potencial, como el mencionado Durant y Jeff Green, quien promedió 10.5 puntos y 4.7 rebotes o el batallador pívot Nick Collison, que promedió 9,8 puntos y 9,4 rebotes. Otros jugadores que habían llegado antes de la era Presti, como Robert Swift, Johan Petro o Mickael Gelabale nunca llegaron a cuajar en la NBA. Sin embargo, los resultados en la cancha pasaban a un segundo plano ante lo que ocurría fuera de ella.
Draft 2008 y rumbo a Oklahoma City
La lotería del draft no sonrió a los Sonics, que cayeron al cuarto puesto del draft a pesar de tener el peor récord. En principio un varapalo, ya que se presentaba como favorito al número uno del draft un joven llamado Derrick Rose, que había impresionados a todos los scouts de la NBA con una gran temporada en la NCAA con los Memphis Tigers.
Con el pick cuatro, sorprendió a todos los analistas optando por Russell Westbrook, un combo guard de UCLA. Desechó otras opciones en principio que a los expertos les encajaba mejor con Durant, como el pívot Brook López de la Universidad de Stanford o el habilidoso tirador de la Universidad de Indiana, Eric Gordon. Sobre Westbrook, algunos analistas cuestionaban su capacidad como base organizador debido a su estilo de juego agresivo y su enfoque anotador. Sin embargo, otros elogiaban su atletismo excepcional, su motor y su potencial para desarrollarse en un jugador versátil en ambas partes de la cancha.
En ese draft Presti volvió a elegir. ¿Recordáis el Sign and Trade de Rashard Lewis? El botín que sacó el GM de los todavía Sonics, una Segunda Ronda y una Trade Exception, lo canjearía más tarde por una primera ronda de este draft 2008 como compensación al absorber el contrato de Kurt Thomas proveniente de los Phoenix Suns. Esa primera ronda se convirtió en un pick 24. Optó por seleccionar un proyecto internacional que jugaba en España. Se trataba del congoleño Serge Ibaka. Su selección fue vista como una apuesta a largo plazo, considerando que era un jugador internacional joven con habilidades defensivas destacadas y un físico imponente, pero que le requeriría tiempo para adaptarse al nivel de la NBA. Tal es así, que decidieron un draft and stash, que en el argot NBA se refiere al jugador que juega a nivel internacional y decide quedarse un año más antes de dar el salto al baloncesto americano.
Presti realizó otros movimientos menores en ese draft pero no voy a explayarme ya que no resultaron relevantes para la franquicia a largo plazo.
Bienvenidos Thunder, Hasta Pronto Sonics
Soy un aficionado a la NBA que me enganché a esta fascinante competición justo por aquella época. Reconozco que el magnetismo de Kevin Durant me atrajo de inmediato y me hacía despertarme muchas madrugadas para disfrutar de sus jugadas. Así me hice brevemente de los Sonics. Al ser un aficionado español los tejemanejes en los despachos por el cambio o no de ciudad eran para mí un aspecto secundario. Obviamente no tengo ningún apego emocional a una ciudad de USA en concreto, ya sea Seattle, Oklahoma o tantas otras. Pero si entiendo el monumental cabreo y rencor de muchos fans mundiales, no solo de Seattle, a como se gestionó todo el tema del traslado de la franquicia.
Mi opinión puede no ser la más popular. Aunque muchos seguimos la NBA por su apasionante sistema de competición y el talento deportivo que alberga, la realidad es que la liga se sustenta en el negocio, en propietarios con sus propios planes y en ciudades con circunstancias particulares. Es probable que Clay Bennett adquiriera la franquicia con la certeza de que Seattle no aceptaría sus condiciones, pero estaba en su derecho y, técnicamente, no rompió ningún acuerdo. Intentar negociar no es lo mismo que garantizar un compromiso, y Howard Schultz, al vender la franquicia por falta de rentabilidad, era plenamente consciente de ello. Podría haber esperado más tiempo hasta encontrar un inversor dispuesto a financiar el nuevo estadio que la NBA exigía para mantener los estándares de la liga, pero decidía no hacerlo.
Esto no significa culpar a la ciudad de Seattle. Sus autoridades tomaron la decisión de no destinar fondos públicos para la construcción de un nuevo pabellón y, en consecuencia, Bennett trasladó la franquicia a Oklahoma City, donde si contó con el respaldo necesario para crear un proyecto sostenible y rentable a largo plazo.
Recientemente, en Oklahoma hubo una votación sobre la financiación pública de un nuevo estadio para los Thunder. De no haberse aprobado, Bennett probablemente habría vendido la franquicia o la habría trasladado a otro mercado. En la NBA, ninguna franquicia está completamente a salvo de estos problemas, salvo aquellas ubicadas en grandes mercados.
Es una lástima que la situación se gestionara de manera tan conflictiva, generando un profundo malestar en Seattle y entre sus aficionados. Sin embargo, este caso no es más que un reflejo de la compleja relación entre deporte, negocio y política dentro de la NBA.
Creo que la vuelta de Seattle está más cerca que nunca y esto dará una rivalidad histórica entre las dos franquicias que vendrá fenomenal a la competición. Con estas líneas me despido y comentar simplemente que vendrán una serie de artículos relacionados con el camino de estos Thunder desde 2008 hasta la actualidad. Y por supuesto intentaré escribir sobre actualidad NBA en esta plataforma todas las semanas intentando aportar valor.